Los sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS) son tecnologías probadas que salvan vidas y pueden reducir significativamente las colisiones automovilísticas y su gravedad. Sin embargo, la eficacia de estas tecnologías depende de que sus componentes se calibren con precisión durante la producción y se vuelvan a calibrar correctamente después de una colisión o durante el mantenimiento, algo que se descuida con demasiada frecuencia. A pesar de ser estándar en casi todos los vehículos modernos, las tecnologías ADAS se desajustan con frecuencia después de las reparaciones debido a la falta de equipos, experiencia o procedimientos estandarizados en los talleres de reparación de vehículos de motor al por menor. Esta "laguna de calibración" no sólo socava la seguridad vial al contribuir potencialmente a lesiones y muertes que de otro modo podrían evitarse, sino que también ocasiona pérdidas económicas sustanciales a los consumidores, las aseguradoras, los fabricantes de automóviles, los proveedores de servicios y la sociedad en su conjunto. Los estudios sugieren que incluso ligeras desalineaciones en los sistemas de sensores pueden hacer que las funciones ADAS sean ineficaces, y que los sistemas no puedan evitar impactos debido a errores de calibración tan pequeños como una fracción de grado.